domingo, 12 de mayo de 2024

UN VIAJE EN EL TIEMPO

UN VIAJE EN EL TIEMPO 

Hola, de nuevo. ¿Os está gustando el blog?

En mi último post hablé sobre geografía en base a su territorio, clima y vegetación, población y economía. En este reportaje, hablaremos un poco de historia.

Este va a ser el título de mi nuevo blog: Un poco de Historia. Es decir, un viaje en el tiempo.

PREHISTORIA Y ANTIGÜEDAD

En tierras andaluzas está probada la presencia del hombre desde hace, al menos, un millón de años, remontándonos al período Cuaternario. Estos apenas sabían golpear una piedra para obtener una punta  un filo con los que atacar o defenderse de los animales. Los restos humanos más antiguos más hallados en Andalucía se remontan a 80.000 años. Se trata del homo Neanderthalensis (primera etapa del homo sapiens), estos pobladores buscaban el acomodo en cuevas sirviéndose cada vez más y mejor del fuego. Existen gran cantidad de muestras que constatan la presencia del homo sapiens en Andalucía, parece que procedía de África, llegando a través del estrecho de Gibraltar, que en el Cuaternario debió ser un istmo transitable.

Al final de la última glaciación, los hielos se retiran y, con ellos, los animales que constituyeron la base alimenticia de aquellos pueblos cazadores. Culmina con esto el Paleolítico, dando paso a la sociedad neolítica. En ésta, el hombre pasa de ser un depredador de la naturaleza a convertirse en colaborador de ella. A finales del quinto milenio a.C., se produjo un cambio trascendental, pasado de una economía recolectora y nómada a otra, productora. Probablemente la agricultura llegó a Europa procedente de África a través de Andalucía.

La revolución del Neolítico, el descubrimiento de la agricultura y la ganadería, el paso del nómada al secretario, llegó a Europa desde África a través de lo que hoy se conoce como Andalucía.

Desde la llegada de la agricultura en el Neolítico, la edad de los metales, muchos de los cambios civilizadores clave para entender el mundo occidental han llegado a través de Andalucía.

Con la aparición de culturas metalúrgicas, se consigue mejorar los aperos, las herramientas y las armas. La gran riqueza en cobre, plata, oro y otros metales de las serranías andaluzas la colocan en situación especialmente privilegiada para el comercio.

Este eje de influencia se completará con el desplazamiento Este-Oeste, del mundo mediterráneo al universo atlántico, que se inicia con la revolución y era de los metales y la llegada por mar de pueblos colonizadores del Este. Esta confluencia de la fertilidad de la tierra, metalurgia y minería producirá el fenómeno de los Tartessos, la misteriosa civilización desaparecida que habita el sur de la península ibérica desde la edad del Bronce (1.200 a.C.), la primera monarquía conocida en el Occidente de Europa. Roma se fijará en estas tierras al comprobar que es la puerta abierta a la amenaza de Cartago.

Los estudios arqueológicos sitúan en el siglo VIII a.C., el inicio de la presencia fenicia en la Península, que se afianzó a través de las distintas colonias establecidas en la costa andaluza: Gadir (Cádiz), Sexi (Almuñecar), Abdera (Adra), y de un elevado número de pequeñas factorías en las costas de Málaga y Huelva, siempre en contacto con Tartessos. Los fenicios desarrollaron un rico comercio que tuvo su mayor auge entre los siglos VIII y VI a.C. Las consecuencias fueron un aumento demográfico de las poblaciones costeras que impulsó la búsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento y la colonización agrícola de las tierras cultivables del interior.

Tras la llegada de las civilizaciones, griegos, fenicios, cartagineses y romanos, esta provincia exuberante, la Bética, pasará a formar parte durante siete siglos y aportará al imperio metales preciosos, vinos, aceites, trigos, etc.

Los siglos VI al III a.C., son una etapa compleja de la que no existe mucha información. Sus principales protagonistas son los cartagineses que aseguran sus rutas comerciales y colonas apoyándose en un fuerte ejército.



Busto en mármol de Adriano del siglo II (Museo de las Termas, Roma). Fuente: Historia de España. Tomo II: Hispania Romana. Editorial: Biblioteca El Mundo (Austral).


Desde mediados del siglo III a.C., Roma y Cartago, habían pasado, de la dialéctica de los tratados a la guerra abierta. Estaba en juego el dominio de occidente. Los cartagineses, tras su primera gran derrota, decidieron ocupar las posesiones más alejadas de Roma. Amílcar, general cartaginés, desembarcó en Cádiz en el año 237 a.C., controlando todo al sur y sudeste ibérico, lo que le llevó diez años. Tartessos, en este tiempo, ya estaba dividida en varios reinos de mayor o menor poder que continuaron su actividad económica, artística y cultural. Los romanos, decididos a frenar el impulso cartaginés, firman el tratado del Ebro, pero al atacar Aníbal, hijo de Amílcar, la ciudad de Sagunto, se originó la segunda guerra entre romanos y cartagineses. Aníbal cruzó los Alpes, intentando el ataque a Roma por donde menos se lo podían esperar los romanos.

Las luchas entre Roma y Cartago por la hegemonía política tuvieron en la Península Ibérica uno de los escenarios más violentos. En el año 206 a.C., Escipión, general romano, llamado "El Africano" conquistó la región que denominó Bética, por el río Baetis (Guadalquivir). Aquí se inicia el proceso de romanización, recibiendo una lengua culta, el latín, medio de intercambio cultural con todo el mundo conocido en aquella época. De eta provincia romana saldrán filósofos como Séneca y los primeros emperadores nacidos fuera de la Península Itálica: Trajano y Adriano.

Con la ocupación romana los pueblos ibéricos entran de lleno en el ámbito de las culturas históricas mediterráneas. La construcción de las vías romanas por las que circulaban las legiones y el comercio, facilitó enormemente la rápida creación de campamentos y ciudades, que fueron núcleos de explotaciones comerciales.

Desde la orilla del Rhin descienden los vándalos y llegan en el año 411 d.C, se instalan en el valle del Guadalquivir y en el norte de África, y durante medio siglo unirán las dos orillas continentales. Antes de ser expulsados por los visigodos, aportaran un nuevo nombre a este extremo de Europa: Vandalucía. En el año 458 serán desplazados por los visigodos. Estos son los nuevos pobladores que al fusionarse con la aristocracia hispano-romana, constituyen una primera monarquía.

AL-ANDALUS

Desde su entrada en el año 711 (siglo VIII), tras la batalla del Guadalete se produce la conquista musulmana de la Península Ibérica. El Islam significa para estas latitudes una aventura prodigiosa. El Califato de Córdoba fue durante mucho tiempo el estado más sofisticado de Europa. Los árabes aportan técnicas de aprovechamiento agrícola, conocimientos botánicos y científicos, poesía y desarrollo intelectual durante ocho siglos.

Aunque la palabra Al-Andalus tenga distintos matices en las fuentes árabes, el concepto de al-Andalus remite al territorio de la Península Ibérica que se encuentra bajo poder musulmán, que se extiende entre los 711 y 1492. Dependiendo del momento, ocupó más o menos extensión de la Península Ibérica: en sus inicios, el siglo VIII, ocupó gran parte de la Península, e incluso traspasó los Pirineos, y luego experimentó una disminución progresiva, hasta el final del emirato nazarí de Granada de 1492.

En el año 711, un ejército árabe-bereber formado por unos 12.000 hombres, al mando de Tariq, derrota a orillas del río Guadalete (Cádiz) al rey visigodo Rodrigo, iniciándose así la historia de al-Andalus. Tariq, tras duro asedio, se apoderaba de Córdoba y siguiendo la vía romana, continuó hacia Toledo. Un año después, un nuevo ejército ocupa Carmona, Sevilla y Mérida. Ya en el año 716, casi la práctica totalidad de la población hispano-visigoda consiguió conservar sus propiedades a cambio de un impuesto. Los vencedores, unos 30.000 entre árabes y bereberes, recibieron tierras, iniciándose el asentamiento islámico en el Al-Andalus.

Los árabes aplicaban el nombre de al-Andalus a las tierras que dominaban, de ahí proviene el nombre de Andalucía que fue el centro de la España musulmana. Poco a poco se fue forjando una civilización donde se mezclaban diferentes culturas y religiones.

El primer emirato independiente de al-Andalus fue proclamado por Abd-al-Rahman I en el año 755. La sociedad era muy homogénea y junto a la aristocracia política y económica, convivían pequeños comerciantes, artesanos y agricultores, dando origen a una etapa de bienestar, llegándose en el año 922 al máximo esplendor cultural y económico de al-Andalus. Durante el califato omeya, Córdoba llegó a ser la ciudad más popular de todo el occidente.

REINOS CRISTIANOS

Después de más de veinte años de guerra civil, se abolió el califato omeya. Diversas provincias y jefes locales de Al-Andalus se independizaron y crearon cortes que rivalizaron con Córdoba en esplendor. Algunas de las grandes familias árabes, beréberes y muladíes quisieron hacerse con las riendas o, al menos, surgiendo los reinos de taifas y se erigieron en dueños y señores de las principales plazas. Destacaron los gobernantes de Granada, Sevilla y Almería, cerca entre muchos otros.

Los muladíes (musulmanes de origen hispánico) resentidos por la discriminación étnica, el pluralismo religioso y las diferenciaciones regionales, originan el movimiento independentista del siglo X, durante la monarquía Omeya de Córdoba, culminando con la disgregación en los diferentes reinos de taifas. Estos reinos, débiles generalmente, desde el punto de vista militar, fueron fuertes desde el punto de vista cultural, y desarrollan durante esta época el mayor esplendor, nunca antes conseguido en la España musulmana.

Durante los siglos XI y XII se producen nuevas invasiones musulmanas: las de los almorávides y los almohades que se aprovechan de la debilidad de los reinos de taifas para conquistarlos. Sólo el reino de Sevilla, dominado por los bereberes y el reino de Granada, mantuvieron una continuidad histórica.

Tras la batalla de Las Navas de Tolosa, en 1212 y las conquistas llevadas a cabo por Fernando III de Castilla, todo el al-Andalus queda incorporado al reino de Castilla excepto el reino de Granada, que no sería conquistado hasta 1492 por los Reyes Católicos. Granada era la vía por donde entraba en Castilla el oro del Sudán, que los nazaríes obtenían a cambio de productos como el aceite, los tejidos o las armas. El reino nazarí de Granada subsistió tanto tiempo debido a la permisibilidad de los castellanos, a quienes interesaba conservar los tributos que pagaban los granadinos.


Retrato de Isabel la Católica por Federico Madrazo.

Fuente: Historia de España. Tomo V: La España de los Reyes Católicos. Editorial: El Mundo (Austral).



Copia de un retrato de Fernando II de Aragón realizado por un pintor holandés hacia 1490-1500. Museo de Viena. Fuente: Historia de España. Tomo V: La España de los Reyes Católicos. Editorial: El Mundo.


Durante los siete siglos de civilización árabe, la influencia ha sido enorme; desde los términos lingüísticos hasta los usos agrícolas, pasando por las ciencias y el arte. Introdujeron gran número de innovaciones técnicas, botánicas y económicas: desde la noria, el molino de viento, el papel, el cultivo del gusano de seda, así como todo un mundo de aromas y sabores desconocidos en el continente europeo: el jazmín, el azafrán, el arroz, el azúcar, el albaricoque, el limón, la sandía, la berenjena, etc.

El reino de Granada, con la última dinastía nazarí, fue el último territorio musulmán de la Península Ibérica. Aunque sus límites fueron cambiando. se extendió por las provincias de Granada, Málaga y Almería, además de algunos territorios de Sevilla, Cádiz y Jaén. Su más relevante testimonio es la Alhambra y el Generalife.




La rendición de Granada, óleo de Francisco Padilla (1882), Palacio del Senado, Madrid.
Fuente: Historia de España. Tomo V: La España de los Reyes Católicos. Editorial: El Mundo (Austral)


A partir del siglo XIII y a consecuencia de las conquistas de Fernando III y Alfonso X "El Sabio", la próspera agricultura intensiva del valle del Guadalquivir pasó a explotarse de forma extensiva, basándose en el olivo y la ganadería.

Durante el siglo XIII, junto a la mayoría dominante de cristianos, coexistían toleradas las minorías étnico-religiosas de los judíos y los mudéjares; sobre ambas minorías marginadas y segregadas, existían leyes discriminatorias y tributos especiales.

En el siglo XIV se abren las rutas de África del norte y Canarias, originándose un comercio en Andalucía que se vio favorecido por tres factores fundamentales: la situación geográfica de Sevilla, accesible al mar por el Guadalquivir, cuyo curso podía ser remontado por navíos de hasta 300 toneladas.

Con el crecimiento del poder turco, se temió que el reino de Granada pudiese servir de puerta para una nueva invasión musulmana hacia Europa. En tan sólo 11 años, en 1492, el 2 de enero, los Reyes Católicos formados por Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, conquistan Granada y expulsan al último rey nazarí de Granada, Boabdil, vencido por las tropas cristianas y cruzó el estrecho, instalándose en Fez.



Las lágrimas de Boabdil "el Chico", pintura anónima del siglo XIX. Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife. Fuente: Historia de España. Tomo V: La España de los Reyes Católicos.




SIGLOS XV Y XVI

En el siglo XV, el aumento de los tonelajes potenció el papel de los puertos de Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María y Cádiz. El segundo factor fue la riqueza agrícola de Andalucía: aceite, cereales, cuero, garbanzos, lanas, miel, pieles, quesos, vinos, etc. El último factor, decisivo, fue la presencia de una rica nobleza y de mercaderes, que controlaban el comercio exterior.

En ese mismo año, Cristóbal Colón zarpa de un puerto andaluz, Palos de la Frontera (Huelva) para descubrir el Nuevo Mundo: América. El centro económico y político del mundo se desplaza.




Pintura de Eduardo Cano de la Peña realizada a mediados del siglo XIX que representa a Cristóbal Colón discutiendo con fray Pérez y los físicos de Palos de la Frontera. Palacio del Senado (Madrid)
Fuente: Historia de España. Tomo V: La España de los Reyes Católicos. Editorial: El Mundo


Las rutas atlánticas con Sevilla fueron varias: la costera, con Portugal (vino, trigo, higos a cambios de corcho y frutas) y especialmente con sus plazas africanas. En el siglo XV, la ruta cantábrica abierta para comerciar con los gallegos, cántabros y vascos (pescado, hierro y madera por aceites, cereales y vino).

La Andalucía atlántica se convirtió en el área económica más importante del reino castellano, debido a esto se estimuló la producción agraria, se atrajo capital, se incentivó el trabajo y se ampliaron enormemente los conocimientos sobre rutas marítimas.

En el siglo XVI, cuando Andalucía explotó más su posición geográfica, ya que centralizó el comercio con el Nuevo Mundo entre América y Europa, a través de la Casa de Contratación de Indias con Sede primero en Sevilla, que llegó a ser la ciudad más poblada del Imperio español. Tras la llegada de Cristóbal Colón a América, Andalucía tuvo un papel fundamental en su descubrimiento y colonización.

A mediados del siglo XVI algunos habitantes de Andalucía emigraron hacia Nueva España, influidos por el rey Carlos I de España y V de Alemania y, más tarde, por su hijo, Felipe II, estableciéndose los territorios actuales de Veracruz, Hidalgo y Estado de México, contribuyendo así a la naciente cultura española en Nueva España (México).

Las distintas culturas que han ido dejando sus huellas en esta tierra, han ido configurando la idiosincrasia de este pueblo, receptor y hospitalario, que ha ido asimilando a lo largo de los siglos todo un saber y una cultura.


SIGLOS XVII Y XVIII

Sin embargo, todo cambia en el siglo XVII. Andalucía sufre una aguda crisis y estancamiento económico, en el contexto de la decadencia española. Durante el reinado de Felipe IV en 1621, la asunción de las tareas de gobierno por un nuevo aliado, el conde-duque de Olivares.

El conde-duque de Olivares, valido del rey Felipe IV, desempeñó todas las funciones y desplegó toda la actividad política de que no era capaz el monarca. Representante de una hipotética recuperación moral de los reinos de España, el todopoderoso conde-duque se embarcó en aventuras bélicas que la Corona no podía soportar. Su conciencia de poder, su falta de previsión y su desconocimiento de las peculiaridades territoriales de España se resolvieron en continuos fracasos al final de su mandato.



Retrato del conde-duque de Olivares en la obra de José Láinez. Grabado por Juan de Noort.

Fuente: Historia de España. Tomo VII: La España de los Austrias II. Editorial: El Mundo (Austral)


El carácter político del conde-duque de Olivares se ha estudiado minuciosamente y, si se habla de orgullo, soberbia, imaginación, cálculo y decisión, también se precisa su ignorancia, despotismo, fantasía, irresolución y precipitación.

Su proyecto consistía en establecer una subida de impuestos en todo el reino para compensar todo el desgaste económico. Los abusos fiscales llevaron en 1641 a organizar una conspiración, con intenciones controvertidas, conocida como la guerra de los treinta años.

Andalucía se empobrece.

El siglo XVIII conocido como "El Siglo de las Luces", el Rey Carlos II "el Hechizado" murió en 1700 y no tuvo descendencia y, por tanto, no hay sucesor al Trono, poniendo fin a la dinastía de los Austria.

Años antes de morir, Carlos entendió que las grandes potencias europeas esperaban su fin para repartirse una Corona a la que no había podido dar un heredero.



Retrato del Rey Carlos II de España. Pintado a finales del siglo XVII por Juan Carreño de Miranda. Custodiado por el Museo de Viena.
Fuente: Historia de España. Tomo VII: La España de los Austrias II. Editorial: El Mundo


En términos generales, se produjeron dos candidatos: Felipe V de Francia (más conocido como Felipe de Borbón o duque de Anjou), nieto del Rey Luis XIV y el Archiduque Carlos de Habsburgo, de Austria, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (más bien conocido como Carlos VI).

Así, dos segundones se iban a disputar el trono español para saber quién tenía más derechos sobre la corona española, implicando en el conflicto a grandes potencias europeas.


Ejecutoria de hidalguía de Felipe V e Isabel de Farnesio por Miguel Jacinto Meléndez.

Fuente: Historia de España. Tomo VIII: Los Borbón. Editorial: El Mundo


Se produce la Guerra de Sucesión entre 1701 y 1714. Se trata de una guerra europea pero también civil.

Andalucía lucha a favor del candidato Borbón. Aunque tiene poca importancia en Andalucía, surge algo relevante. Los ingleses y otros aliados se apresaban en Portugal y, en 1704, tomaban Gibraltar, que desde entonces pertenece a la Corona Británica.

El tratado de paz de Utrecht de 1714 y otros posteriores reconocieron como rey legítimo de España a Felipe V, más bien conocido como Felipe de Borbón, a costa de la liquidación de los restos del Imperio austriaco: Gibraltar pasará a ser territorio británico.

SIGLO XIX

La historia andaluza más reciente está ligada a un siglo XIX convulso, que se inicia con la Guerra de la Independencia y la Constitución de Cádiz de 1812.

Tras la abdicación de Carlos IV en marzo de 1808, el príncipe Fernando VII para reinar España esperaba contar con el apoyo de Napoleón, que era el verdadero árbitro de la situación política española. Sin embargo, Napoleón eligió a su propio hermano José Bonaparte como rey de España, quien reinó con el nombre de José I.

La creciente hostilidad contra las tropas francesas que habían ocupado España frustró los planes napoleónicos. El 2 de mayo de 1808, la población civil trató de evitar la salida hacia Francia de los últimos miembros de la familia real. Estos sucesos tuvieron una dimensión popular que se generalizó una cadena de levantamientos contra los franceses, que recorrió todo el país en mayo de 1808, dando inicio a la Guerra de la Independencia.

La ocupación francesa de España provocó la Guerra de la Independencia española, protagonizada por españoles "patriotas" que desconocían la autoridad del rey impuesto por Napoleón Bonaparte.

Tras el levantamiento general contra los franceses, las tropas españolas consiguieron algunos triunfos, como la victoria de Bailén, en Jaén, en julio de 1808.

Bailén tuvo numerosas consecuencias. Psicológicamente originó una nueva esperanza, un enorme entusiasmo a nivel general que aumentó todavía más al conocerse la resistencia mostrada por los habitantes de Zaragoza y Girona.


Pintura mural titulada Constitución de 1812 en Cádiz, que representa el momento de la promulgación de la Constitución. Museo Histórico Municipal, Cádiz.
Fuente: Historia de España. Tomo XII: El siglo XIX. Editorial: El Mundo.



Fuente: Historia de España. Tomo XII: El siglo XIX. Editorial: El Mundo.


La fotografía es un grabado de Andreas Rossi para la portada de la obra Constitución política de la Monarquía Española promulgada en Cádiz a 19 de marzo de 1812, impresa en la Imprenta Real. El título se enmarca dentro de un medallón coronado y con trofeos militares y por debajo, una vista de la ciudad de Cádiz. Se encuentra ubicado en la Biblioteca Nacional (Madrid).

La Constitución de 1812, elaborada por las Cortes de Cádiz y conocida popularmente como la Pepa por haber sido promulgada el 19 de marzo, día de San José, responde básicamente al espíritu liberal predominante en la asamblea proclama el principio de soberanía nacional y consagra como derechos la libertad individual y la igualdad ante la ley; afirma la monarquía como sistema de gobierno, declarando el catolicismo como única religión del Estado; reconoce la separación de poderes - hace recaer el ejecutivo en el monarca, que tenía la prerrogativa de elegir y destituir a los ministros; el poder legislativo, en las Cortes y el rey; y el judicial, en los tribunales - y establece un sistema unicameral, en el que las Cortes son elegidas por sufragio universal masculino indirecto, aunque con algunas limitaciones. Fue derogada por Fernando VII el 4 de mayo de 1814, pero volvió a entrar en vigor durante el Trienio Liberal y, brevemente, en 1836.


Fuente: Historia de España. Tomo XII: El siglo XIX. Editorial: El Mundo



Este cuadro fue pintado por Francisco de Goya en la cual refleja el retrato de Fernando VII en un campamento, con bicornio bajo el brazo, fajín de general, banda de Carlos III y Toisón. Al iniciarse el reinado de Fernando VII existían en España gravísimos problemas que sólo una reforma enérgica hubiese podido resolver. La incapacidad para solucionarlos será el gran lastre que arrastrará el país a lo largo de su historia contemporánea.

Este cuadro se encuentra ubicado en el Museo del Prado (Madrid).

Los intentos de modernización e industrialización, la masiva explotación de los recursos mineros, el aumento espectacular de las exportaciones de vino y aceite son los sucesos más destacados de un trasfondo económico que resiste a cambiar y permanece anclado en la agricultura.

SIGLOS XX Y XXI



Portada de la Constitución de la República española de 1931.
Fuente: Historia de España. Tomo XIII: Segunda República y Guerra Civil. Editorial: El Mundo



Cartel propagandístico de la Constitución de la República, diciembre de 1931.
Fuente: Historia de España. Tomo XIII: Segunda República y Guerra Civil. Editorial: El Mundo


Cartel con escudo y bandera republicanos elaborado en 1931. Archivo Histórico Nacional, Salamanca.
Fuente: Historia de España. Tomo XIII: Segunda República y Guerra Civil. Editorial: El Mundo




Alegoría de la República en una fotografía de S. Durá según un dibujo de J. Barreira (Archivo Histórico Nacional Salamanca).
Fuente: Historia de España. Tomo XIII: Segunda República y Guerra Civil. Editorial: El Mundo



El siglo XX se abre con propósitos de regeneración y se impregna rápidamente el optimismo de los años 20. Sin embargo, la persistencia de la inestabilidad social desemboca en el trance de la Segunda República, la Guerra Civil y el régimen franquista.

La II República española fue declarada el 14 de abril de 1931, dos días después de las elecciones municipales en las que los monárquicos fueron derrotados en los principales ciudades, aunque no en el medio rural, lo que supuesto también el exilio de la familia real.

Durante la II República el movimiento autonomista cobra un nuevo impulso. En 1933 las Juntas Liberalistas de Andalucía aprueban el himno andaluz, se forma en Sevilla la Pro-Junta Regional Andaluza y se proyecta un Estatuto. Tres años más tarde, la Guerra Civil rompe el camino de la autonomía al imposibilitar la tramitación parlamentaria de un Estatuto ya en ciernes.

Esta vocación de las Juntas Liberalistas lideradas por Blas Infante por la consecución de autogobierno, por alcanzar una autonomía libre y solidaria en el marco de de la unidad de los pueblos de España, por reivindicar el derecho a la autonomía y la posibilidad de decidir su futuro, emergió años más tarde con fuerza y respaldo popular.

Los primeros asuntos que el gobierno de la II República tuvo que afrontar fueron, entre otros, la elaboración de una nueva Constitución, las reformas militares y agrarias, la libertad religiosa y los estatutos de autonomía de las nacionalidades históricas.

Una de las características más obvias de la vida pública a lo largo del siglo XX ha sido, sin duda, la discontinuidad de la clase dirigente de modo que cada cambio de régimen supuso la sustitución de una clase política dirigente por otra, habitualmente de rasgos diferentes si no contradictorios.

Tras la fulgurante transformación económica y social durante las décadas 60 y 70, se instaura la democracia y Andalucía se constituye como Comunidad Autónoma en 1981, siendo la Junta de Andalucía el máximo órgano de gobierno y su Parlamento el instrumento supremo de representación para una población que ronda más de ocho millones y medio de habitantes.

El Estatuto de Autonomía para Andalucía ratificado por los andaluces y andaluzas el 20 de octubre de 1981 ha sido una herramienta fundamental, nos permite abordar la construcción de un nuevo proyecto que ponga en valor y aproveche todas las potencialidades actuales de Andalucía.

Se trata, en definitiva, de conseguir un Estatuto para el siglo XXI, un instrumento jurídico que impulse el bienestar, la igualdad y la justicia social, dentro del marco de cohesión y solidaridad que establece la Constitución de 1978.

Actualmente, Andalucía se moderniza: crece el turismo, se celebró la Expo 92 en Sevilla y se inauguró el tren de Alta Velocidad Española (AVE) que conecta Andalucía con Madrid y con el resto de España.

El grado de desarrollo económico, social y cultural de Andalucía ha sido posible gracias al Estatuto de Autonomía.

Hemos llegado a la actualidad.



Para terminar, quiero recomendaros un video de CARKI PRODUCTIONS de su canal de Youtube, os dejaré el link en la descripción. Está muy bien explicado y dura básicamente 10 minutos.



Fuente: CARKI PRODUCTIONS


Espero que os haya gustado este reportaje y el video explicativo.

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