jueves, 20 de junio de 2024

SEVILLA: PROVINCIA Y CAPITAL

SEVILLA: PROVINCIA Y CAPITAL

Hola, de nuevo. ¿Cómo estáis?

En este reportaje hablaremos de la capital de Andalucía: Sevilla. No sólo hablaré de su capital, sino también de como provincia.

Sevilla es un municipio y una ciudad de España, capital de la provincia de Andalucía. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística en 2023, contaba con 684.164 habitantes, por lo que es la ciudad más poblada de Andalucía, la cuarta de España.

El municipio tiene una superficie de 141,4 km2. El área metropolitana de Sevilla está compuesta por un total de 46 municipios, incluye a una población de 1.548.741 habitantes, según datos del INE en 2020. Limita al norte con La Rinconada, La Algaba y Santiponce; al este con Carmona y Alcalá de Guadaira; al sur con Dos Hermanas y Gelves; y por el oeste San Juan de Aznalfarache, Tomares y Camas. Sin embargo, sus barrios Triana y Los Remedios ocupan el lado derecho del Guadalquivir que convierte a esta ciudad en un puerto fluvial.

Sevilla, al disponer su Real Alcázar, es una de las cuatro ciudades donde la familia real española tiene residencia oficial, junto con Madrid, Barcelona y Palma.






La bandera de la ciudad de Sevilla, con el lema y logotipo del Ayuntamiento de Sevilla (NO8DO) se compone de la palabra NO, algo similar a una madeja de hilo de lana y la sílaba DO, y tradicionalmente se interpreta como "no-madeja-do", es decir, un acrónimo con jeroglífico para crear "no me ha dejado", en referencia a la fidelidad de la ciudad monarca medieval Alfonso X el Sabio.

Se considera armas menores de la ciudad, siendo las armas mayores, la de mayor importancia, el emblema formado por el rey Fernando III acompañado a cada lado de los obispos San Isidoro y San Leandro.

Esta presente en numerosos edificios y es símbolo municipal.

La actual bandera de Sevilla fue autorizada por decreto 69/1995, de 14 de marzo, aprobado por el BOJA de 1995, de 18 de marzo, siendo rectangular en proporción de 2/3, de color rojo carmesí, con la divisa NO8DO de amarillo en el centro. La tramitación se dio con relativa rapidez para que la bandera estuviera lista para el 18 de marzo, en que el monarca Juan Carlos I dio su aprobación e hizo entrega simbólica del estandarte. 









El escudo de Sevilla lleva usándose de forma continuada en distintos gobiernos municipales desde el siglo XIII, pero hasta diciembre de 2017 no se le dio carácter oficial y se fijó su diseño de forma definitiva. Posee la siguiente descripción heráldica:

De gules, la figura de Fernando III de Castilla, con túnica y calzado de gules, de capa azul ribeteada de oro, coronado de lo mismo, con una espada de plata guarnecida de oro en su mano diestra y un orbe de azul con ecuador, semimeridiano y cruz de oro con la siniestra, sedente en la silla de tijera o jamuga sobre tarima con dorsel, ambas de oro. Acompañado la diestra por San Isidoro y a la siniestra por San Leandro, ambos vestidos con alba y calzado de plata, capa pluvial y estola de oro, con mitra de lo mismo forrada de plata y cruz en el frontal, los dos con báculo de oro y libro de oro con cubiertas de azul. Mantelado en punta de azur con la inscripción "NO8DO" de oro intercalada por una madeja de lo mismo. Timbre: Corona real abierta. Lema, en plata: MUY LEAL, MUY HEROICA, INVICTA Y MARIANA.

La lectura de NO8DO formado por NO-MADEJA-DO ("NO ME HA DEJADO"), que alude a la fidelidad que le prestó a la ciudad el Rey Alfonso X el Sabio en el enfrentamiento que mantuvo con su hijo Sancho IV.

La provincia de Sevilla limita al norte con Badajoz, al noreste con Córdoba, al sureste con Málaga, al sur con Cádiz y al oeste con Huelva. Su estructura física está condicionada con la depresión del río Guadalquivir, que recorre toda la ciudad en dirección suroeste. Su clima es mediterráneo con temperaturas medias entre los 18ºC. y los 16ºC., con veranos largos y calurosos.

Los restos arqueológicos hallados en Sevilla se remontan al Neolítico. La historia de la ciudad se inicia con las tribus ibéricas (turdetanos) quienes la fundaron. Posteriormente fue colonizada por fenicios, griegos y cartagineses que la fortificaron con torres y murallas, a la vez que fundamentaban su desarrollo comercial. Hacia el año 205 a.C., fue conquistada por los romanos. En el año 48 a.C., Escipión el Africano fundó, en sus cercanías, Itálica. César Augusto le concedió el privilegio de acuñar moneda. Tras la romanización sucedieron las invasiones germánicas que se establecieron en esta región, primero los vándalos y posteriormente los suevos. En el año 513 los visigodos la incorporaron a su reino. En el año 712 fue situada y conquistada por los musulmanes, que la denominaron Isbiliya, de donde proviene su nombre actual. Durante la dominación árabe, la ciudad sufrió gran número de cambios urbanísticos. Bajo la primera dominación almohade se construyo la Mezquita Mayor y su minarte La Giralda (1172-1182). En 1248 fue reconquistada para la corona de Castilla por Fernando III, convirtiéndola en capital del reino y trasladando a ella su Corte. En tiempo de los Reyes Católicos se produjo en Sevilla una nueva etapa de apogeo que continuaría con Carlos V y Felipe II. Se construyó la Catedral, su Universidad, donde se instaló la primera imprenta de la corona; su industria y sus artes comenzaron a adquirir gran importancia. Pero todo su auge y el haber alcanzado la primacía de todas las ciudades del reino se debía, sin duda alguna, a su puerto; punto de arribada y salida de todas las expediciones al Nuevo Mundo, especialmente a raíz de la creación de La Casa de la Contratación de Las Indias (1503). Sevilla llegó a ser, de alguna forma, el centro del mundo, llegando a aumentar su población de 60.000 a 150.000 habitantes (1588). A mediados del siglo XVII comienza el declive de la ciudad acentuado especialmente por la epidemia de peste de 1649, que supuso la pérdida de unos 60.000 habitantes, y agravándose posteriormente, en 1707, con el traslado de La Casa de Contratación a Cádiz. Sevilla no se repondría de esta decadencia hasta el siglo XIX.

La Catedral de Sevilla, más conocida como la Patriarcal Iglesia de la Santa Sede y de la Asunción, es un templo cristiano de diferentes estilos: mudéjar de carácter almohade, gótico tardío, renacentista y barroco. La UNESCO la declaró en 1987, junto al Real Alcázar y el Archivo de Indias.

El templo acoge los restos mortales de Cristóbal Colón y varios reyes de Castilla: Pedro I "el Cruel", Fernando III "el Santo" y el hijo de este, Alfonso X el Sabio.




















Los restos históricos más antiguos de la ciudad corresponden a la dominación musulmana. La llamada Torre del Oro, que formaba parte, junto con otra similar situada en el margen opuesto del Guadalquivir, del sistema defensivo del puerto fluvial, ambas torres estaban unidas por gruesas cadenas para impedir el acceso de las naves enemigas. La Giralda, antiguo minarete de la desaparecida Mezquita, que con sus 117 metros de altura domina la ciudad y complementa la belleza de la Catedral, enorme obra de estilo gótico tardío, sólo superada en magnitud por las de San Pedro en Roma y San Pablo en Londres, construida en el siglo XV sobre el emplazamiento de la antigua Mezquita; su construcción se inició en 1401 y es de destacar su capilla mayor que la Iglesia del Sagrario, el Templo de El Salvador, la Iglesia de Santa Ana, el Templo de La Magdalena, la Iglesia de San Lorenzo y el Convento de Santa Paula.

De los edificios civiles destaca el Ayuntamiento, construido durante el reinado de Carlos V. El Hospital de la Caridad de 1647, el Hospital de los Venerables, también del siglo XVII, y el Hospital de la Sangre. Durante el reinado de Felipe II se reconstruyó La Lonja de mercaderes (1572-1598) pasando a albergar el Archivo de Indias durante el reinado de Carlos III, donde aún se conservan los documentos más importantes de la conquista y colonización de América y completados con la "Biblioteca colombiana". La Fábrica de tabacos, ocupada actualmente por dependencias de la Universidad de Sevilla. La llamada Casa de Pilatos, del siglo XVI, contiene numerosas muestras de arqueología romana. El Palacio de las Dueñas del siglo XV y el Palacio de San Telmo, al que pertenecían los Jardines de María Luisa. Su arquitectura popular más representantes son las juderías como el Barrio de Santa Cruz, intrincado laberinto de calles estrechas.









Con la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929, la ciudad experimentó un gran desarrollo urbanístico marcado por la creación de parques y la construcción de edificios proyectados para dicho acontecimiento, como el Parque de María Luisa o la Plaza de España. La Exposición Universal de 1992 dejó como legado en la ciudad una mejora importante en la infraestructura, principalmente en las comunicaciones terrestres y aeronáuticas, entre las que se destaca el acceso ferroviario del AVE a la estación de Santa Justa. Asimismo, el área de la EXPO 92 acoge a las sedes del Parque Tecnológico Cartuja 93, de la Universidad de Sevilla y del parque temático Isla Mágica.




















Entre los Museos de Sevilla hay que destacar el de Bellas Artes que encierra la segunda mayor pinacoteca de España, después del Museo del Prado. El Museo Arqueológico provincial, con muestras de bustos romanos, cerámicas, mosaicos y arqueología medieval. El Museo de Arte Contemporáneo alberga obras del siglo XX.

Por la avenida de la Constitución, nos encontramos la Plaza del Cabildo.

La plaza del Cabildo se encuentra ubicada en el barrio del Arenal, en el distrito Casco Antiguo de la ciudad española de Sevilla. Construida en el solar sobre el que se edificaba el Colegio de San Miguel, derribado a mediados del siglo XX, y que pertenecía al Cabildo de la Catedral. Se ubica junto a la catedral de la ciudad y se accede a ella a través de tres pasajes que dan el primero a la avenida de la Constitución, otro de la calle Almirantazgo y el último por la calle Arfe.









Es obra del arquitecto Joaquín Barquín y Barón, y está dispuesta sobre una planta semicircular compuesta por una serie de arcadas, decoradas al fresco por el pintor sevillano José Palomar, que se apoyan en columnas de mármol. Sobre las arcadas hay edificadas hasta tres plantas. En el interior de la plaza semicircular se encuentra una fuente, diversos comercios y un paño de la muralla de Sevilla de unos 50 metros. Se caracteriza por ser una plaza muy tranquila y silenciosa en contraste con su situación, con excepción de las mañanas de los domingos en los que en la plaza se celebra el mercadillo de numismática (estudio de monedas, billetes y medallas) y filatelia (estudio de los sellos y documentos postales) donde poder adquirir sellos, billetes, monedas, medallas, minerales, insignias materiales y otros productos destinados a coleccionistas.










Otras ciudades de interés histórico-turístico de esta provincia son: Alcalá de Guadaira, Carmona, Cazalla, Dos Hermanas, Écija, Osuna y Utrera.

Entre calle Nicolás Antonio, Plaza Refinadores y Jardines de Santa Catalina de Ribera, nos encontramos ante los Parques de Murillo, ubicado en el Casco antiguo de Sevilla.

Tiene una superficie de 8.500 m2.

La que fuera Huerta del Retiro, perteneciente al Real Alcázar, había perdido parte de su superficie como consecuencia de la donación a la ciudad efectuada en 1862 para la ampliación de la Feria que se instalaba en el Prado de San Sebastián, terrenos utilizados más tarde para trazar el Paseo de Catalina de Ribera. Con posterioridad se demandaron nuevos terrenos pertenecientes a la huerta - patrimonio real - con el objeto de conectar con el barrio de Santa Cruz con el arrabal de San Bernardo donde se construiría la nueva estación ferroviaria, unión imposibilitada por el muro que desde los jardines y huertas de los Alcázares, cerraba el barrio hasta la actual plaza de Refinadores y la calle Cano y Cueto. La demanda no fue atendida hasta 1911 cuando el propio Alfonso XIII haría posible la cesión. Es entonces cuando se construye el nuevo muro de cerramiento de los jardines del Alcázar, desde el callejón del Agua hasta el Paseo de Catalina de Ribera. El arquitecto Juan Talavera y Heredia, que intervendría también en el Paseo, se le encarga dar forma el nuevo espacio incorporado a la ciudad.









Los jardines del Retiro, como se les conocería inicialmente. carecerían de diseño hasta que, en 1915 Juan Talavera y Heredia ejecutara el diseño que ha llegado hasta nuestros días. Será en 1918 cuando, a petición del director del periódico El Liberal, se les de nombre a Jardines de Murillo debido a que el pintor fue enterrado en la iglesia que estuvo en la cercana plaza de Santa Cruz. En 1976 fueron completamente pavimentados mediante combinación de losas y enchinado y, posteriormente, se cerraron con una verja adornada con trepadoras. De 1976 es también el aspecto que presenta a la plaza de Refinadores y el monumento a D. Juan Tenorio obra del escultor sevillano Nicomedes, rodeado por airosas palmeras.

Situados a continuación del Paseo de Catalina de Ribera, en la antesala del Barrio de Santa Cruz, el diseño de los jardines responde al que pudiera denominarse estilo sevillano, en la que pequeñas glorietas con fuentes articulan el espacio y en el que el ladrillo y la cerámica son destacados protagonistas acompañados por una vegetación contenida en los arriates que aquéllas definen. Son precisamente las calles que llevan al famoso barrio, las que definen sus cruces con varios paseos trasversales los cuadros de vegetación que podremos ir encontrando alrededor de las glorietas.






El recorrido por los jardines comienza en los límites con los de Catalina de Ribera, junto al muro que los separa de los Alcázares. Al entrar nos encontramos -en la esquina de la calle Maternal- con dos enormes Ficus, uno de ellos, el más grande, es un árbol de las lianas (Ficus macrophylia) caracterizado por sus raíces aéreas que cuelgan desde sus ramas hacia el suelo. Bajo los dos Ficus encontramos naranjos, celestinas y un magnolio. Pasamos de allí a la primera glorieta en la que podemos observar sus parterres resueltos con acacias, laureolas, damas de noche, etc.

Si vamos hacia el límite de los jardines con el barrio de Santa Cruz, pasamos por dos glorietas en las que nos encontramos con especies como pitosporos, palmeras canarias, margaritas, durillos, robinias, espireas, aligustres y en el muro de separación con el Alcázar una parra virgen. Cerca se encuentra la Glorieta del pintor García Ramos realizada en 1923 según planos de Juan Talavera a iniciativa de sus principales discípulos, camino de la cual, y tras bajar unas escalinatas, vamos encontrándonos con celestinas, naranjos, sauzgatillos, latanias, etc.

Al alcanzar la glorieta del pintor, recientemente restaurada encontramos celindas, nandinas, una abelia, un viburno, una mahonia de flores amarillas y varias especies que nos van conduciendo hacia la plaza de Refinadores. En el camino hacia ella iremos encontrando madreselvas y llegando a la misma, malvaviscos, almeces, palmeras, sóforas, aligustres y una robinia, acompañados en el verano por la fragancia de jazmines y damas de noche que hacen de este lugar, presidido por el eterno personaje de Zorrilla como uno de los más clásicos rincones sevillanos.




En comparación con los Jardines de Catalina de Ribera, ubicado con las calles Menéndez Pelayo y San Fernando, está unido a los Jardines de Murillo y situado entre la muralla del Alcázar y la Ronda Histórica.

Tiene una superficie de 18.250 metros cuadrados.

Ambos fueron acondicionados como tal a comienzos del siglo XX y catalogados como Bien de Interés Cultural de forma conjunta en 2002. Destacan el Monumento a Cristóbal Colón y el monumento de Catalina de Ribera.

En octubre de 1862 concedió el Patrimonio Real al Ayuntamiento de la ciudad una gran parte de la denominada Huerta del Retiro que hasta ese momento se hallaba integrada en el recinto del Alcázar. Se pretendía con ello ensanchar la zona del Prado de San Sebastián donde se establecía la Feria de Abril. Se derribó el muro que la separaba del exterior, construyéndose uno nuevo con almenas que es el hoy visible a lo largo del Paseo y que lo separa de los Jardines del Alcázar.

Conocidos originariamente como Paseo del Pino, no será hasta 1898 cuando reciban su actual denominación, en honor de la fundadora del Hospital de las Cinco Llagas, ilustre dama descendiente del adelantado mayor de Andalucía Per Afán de Ribera, organizándose entonces unos jardines a modo de paseo con alineaciones de árboles. Se le conocía popularmente como Paseo de los Lutos, pues por su sencilla ornamentación y su situación a espaldas del Alcázar, retirada de los lugares que concentraban junto al río el animado paseo y la vida social al aire libre de entonces, dio lugar a que fuera frecuentado por las familias dolentes.

A partir de 1920 el espacio de los jardines comenzará a ordenarse tal y como hoy lo conocemos bajo la dirección del arquitecto Juan Talavera después de éste. Será entonces en 1921, cuando se introduzcan sus elementos más emblemáticos: el monumento a Catalina de Ribera, adosado al muro almenado que lo separa de los Alcázares, de clara inspiración en la obra manierista del arquitecto milanés Vermondo Resta en los propios jardines del Alcázar, y el monumento a Colón que se eleva en el centro de los jardines hasta los 23 metros de altura erigido por suscripción popular.




El monumento a Catalina de Ribera se encuentra en el paseo del mismo nombre de la ciudad de Sevilla. Es de 1921 y fue diseñado por el arquitecto Juan Talavera y Heredia. Consiste dos varios frescos, un azulejo con retrato de Catalina de Ribera y un bajorrelieve el siglo XVI.

Catalina de Ribera y Mendoza fue una noble del siglo XVI que ayudó económicamente a la fundación del Hospital de las Cinco Llagas de la ciudad. En 1895 la ciudad le puso su nombre a este paseo.

En 1921 se colocó este monumento a su persona, diseñado por Juan Talavera y Heredia. Se encuentra en el muro que separa este paseo de los Alcázares. Consta de varios elementos. En el segundo cuerpo hay un fresco con un escudo de la ciudad. En el centro del primer cuerpo hay un mural de azulejos realizado por Manuel de la Cuesta y Ramos con un retrato de Catalina y, a ambos lados, un par de frescos de José Luis Ruiz de la Vega con figuras humanas alegóricas que representan la fundación de aquel hospital. Debajo del retrato de Catalina hay una losa pétrea con un texto y, bajo esta, hay un bajorrelieve con dos seres mitológicos sosteniendo un jarrón con frutas.

El bajorrelieve se encontraba en una fuente del siglo XVI. En el siglo XVIII esta fuente se colocó en la plaza del pumarejo, creada por Pedro Pumarejo. Se mantuvo en dicha plaza hasta el siglo XIX, cuando se colocó en el asilo de niños Toribios.






De marcada longitudinalidad los jardines se distribuye en bandas paralelas con la fuente central como elemento de referencia sobre el que pasa la calle central, a la que son paralelas las dos externas. A estas largas avenidas longitudinales se van oponiendo vías transversales de menor entidad que van organizando vías transversales de menor entidad que van organizando glorietas de forma rítmica, sin que en ningún momento se pierda la perspectiva de las primeras. Escoltados por jacarandas, acacias y palmeras entramos en los jardines desde la calle San Fernando a través de una gran rotonda que ahora, una vez dotados los jardines de cerramiento, se encuentra rodeada de vistosas trepadoras.

Nos adentramos así en el eje central de los jardines en el que a un lado y a otro, y dispuestos en parterres rectangulares, encontramos, setos de bonetero, yucas, adelfas y celindas, y dirigiendo nuestra mirada hacia la muralla de los Alcázares encontramos plátanos, aligustres, justicias y acantos. También en la muralla, apreciamos malvaviscos, pacíficos, nandinas de flores blancas y frutos rojos.

Volviendo sobre nuestros pasos a la calle central encontramos a una palmera datilera decorada en su ronco por un rosal trepador, así como una bosea con flores verdosas y frutos carmesí. Junto antes de llegar al monumento a Colón encontramos conjuntos de celestinas, naranjos, palmeras de la suerte y un sauzgatillo.





Para terminar este reportaje, el monumento a Colón ubicado en los Jardines de Catalina de Ribera.

La arquitectura del monumento corresponde a Juan Talavera y Heredia y la escultura a Lorenzo Coullaut Valera. Fue construido por suscripción popular, gestionada a partir de 1917 por el director del diario El Liberal, José Laguillo y Bonilla. Fue colocado en 1921.

Consiste en un basamento y dos columnas de piedra. En medio de las columnas hay dos proas de carabelas. Junto con las proas hay dos cartelas, una a cada lado, con los nombres de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, respectivamente. Tanto las proas como las dos cartelas están hechas de bronce. En el basamento de las dos columnas hay dos medallones de mármol, uno a cada lado, con el busto de Colón y el escudo de los Reyes Católicos respectivamente. En la parte superior hay un león con un orbe. Su altura total es de 23 metros de altura.

Todo el monumento está situado sobre la pila circular de una fuente.







Espero que os haya gustado este reportaje. Nos vemos en el próximo blog.



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